La piña y el desfiladero

Borrando Facebook

Estoy borrando mis post de Facebook mientras decido si cerrar mi cuenta o no. Tras haber denunciado en dos ocasiones un contenido que promovía la violencia directamente contra el movimiento BLM y otro negacionista de la COVID y con contenido antisemita, en las dos ocasiones Facebook se negó aludiendo a que ambos mensajes no incumplían sus políticas cuando en realidad lo hacían flagrantemente. Es extraño repasar el contenido que yo mismo he creado y deshacerme de él. Por una parte porque en algunos casos amigos se han dignado a comentar algo, en serio o en broma, y me parece incluso de mala educación hacerlo. Aún dudo en ese sentido. Pero mi problema está en que al borrarlos es como si borrase una parte de mí, una fotografía del momento en el que escribí aquello, en el que me reí, me enfadé, y tuve la necesidad de expresarlo y de comunicarlo públicamente. El hilo, mi timeline cuenta cosas sobre mí. Pero en realidad no. Me las cuenta sólo a mí, cuando entro en mi perfil y sé lo que sentía en esos momentos. No se lo cuenta a los demás, cuando vieron lo que escribí yo -si es que el algoritmo se dignó a mostrárselo- inmerso en sus contenidos servidos con propósitos pecuniarios por un algoritmo opaco cuyo único interés es mantenernos mirando y clickeando el mayor tiempo posible. En algún caso pudo suponer que alguien se parase un rato a mirar, pensar y recordarme. En otros no supuso nada porque no apareció. Y en los más, supongo, solo fueron unas líneas más en la descarga diaria de fantasmagorías. Aquí estoy, para lo que queráis.