La piña y el desfiladero

La izquierda quiere su libertad

He visto por ahí un sesudo análisis de la derrota de la izquierda en las elecciones de Madrid de 2021 en la que se critica que dicha izquierda no haya sabido encontrar un equivalente del concepto electoral "libertad" de Ayuso. Convierte así la lucha contra la derecha pseudoliberal en una cuestión de marketing.

El concepto de "libertad" de Ayuso está perfectamente expresado en la carta electoral que envió para esta campaña: una hoja casi en blanco en la que solo aparecía una foto de ella junto al logo del partido y la palabra LIBERTAD. Nada más; ni programa electoral, ni un breve texto en el que se explique que entiende Ayuso que significa esa palabra.

"Libertad" en una hoja en blanco es la antítesis de la hoja en blanco. la falta de contexto te permite imaginar lo que quieras que sea: aquí resuena como analogía de tomar unas cañas, y estas como analogía de cerrar los ojos al solecito y olvidar que estamos en una pandemia con miles de muertos. Libertad del crío que quiere hacer lo que le venga en gana sin pensar en las consecuencias de sus actos. El "libre" no tiene que estar pendiente de la policía local si a la policía local se le ha dicho que no multe determinados comportamientos, aunque también que precinte parques infantiles. "Libertad" para creerte hasta el último bulo por muy disparatado que este sea; que quiten el impuesto de sucesiones aunque seas un muerto de hambre; dejar de pagar impuestos aunque la cita con tu médico de cabecera se va a mediados del mes que viene y la del especialista a mediados del próximo año; ser negacionista; llevar al perro sin correa; darle una hostia a tu vecino porque monta ruido o, en su defecto, montar tú el ruido. Todo "libertad", todo sin responsabilidad porque, madre mía, que cansado estoy de todo esto. Y del vecino.

¿Necesita la izquierda un concepto vacío similar? Tiene muchos, porque cualquiera vale si lo vacías de contenido: "conciencia de clase", "revolución", "solidaridad", "sororidad"... Incluso el de "libertad" podría haber valido. Cuando se acuñó deprisa y corriendo el eslogan de "democracia o fascismo", probablemente no se usó el de "libertad o fascismo" porque ya estaba cogido, aunque planteado de otra manera -no me atreveré a decir que al revés-.

No hay nada que hacer. La izquierda gobierna en España por una serie de casualidades difíciles de creer. Pero España, y los feudos del PP en particular, se han convertido en máquinas de trumpismo, en experimentos triunfales de Bannon, con el fascismo respirándoles rápido en el cogote. Tanto sortear las acusaciones de populismo en el alba del multipartidismo para ahora tener que abandonar la política a manos de la gerente de las redes sociales del perro Pecas.

Pero ni las mentiras ni la "libertad" han hecho ganar a Ayuso, sino la forma de difundir su discurso absurdo. Ayuso ha ganado en El Programa de Ana Rosa, en el de Griso, en los whatsapp de tu primo... En la desidia y la falta de compromiso con la verdad. El aparato mediático tradicional de la izquierda ha perdido tanto tiempo intentando quitarse de en medio a Iglesias, y el innovador se ha enfangado en discusiones respecto a si lenguaje inclusivo o conciencia de clase. Tanto es así, que ninguno de los dos frentes ha podido generar una mitología progresista desde que al grupo Planeta Albert Rivera les salió rana: no han podido hacer aparecer un equivalente carismático, vacío, como son Monasterio o Ayuso; ni han podido -o, esperemos, no han querido- generar una maquinaria de difusión de bulos al nivel de la derecha.

#Ayuso #política #pseudoliberalismo