La piña y el desfiladero

Pater dimitte illis

En la iglesia de San Antolín en Murcia se han gastado un dinero para poner unas pancartas -con pinta de caras- que además de incluír el logo de una cofradía, afirman entre rojos sangrantes "Pater dimitte illis" (Padre perdónalos). Nada más. La frase completa, tal y como la conocemos los que nos hemos educado en el catolicismo es "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". En los vinilos, cuya decoración no sabe muy bien a qué se parece, si a un anuncio de una hamburguesería y las virtudes de su parrilla o a un concierto de música heavy, la segunda parte se les ha olvidado. Esto supone un cambio importante, nada sutil: si durante un tiempo hemos gozado de la condescendencia de suponer que si éramos pecadores lo éramos por desconocimiento, ahora el ruego es otro. Padre, perdónalos. Sin más. Ahora son pecadores a conciencia. Homosexuales, rojos irredentos, médicos eutanasiadores y abortistas, mujeres que tienen cosas mejores que hacer que servir en su casa, o que cuando lo hacen exigen lo mismo de todos sus convivientes. La supresión de la mitad de la frase podría ser una concesión: el pueblo, los pobres pecadores ya no son unos pobres desgraciados ignorantes que no conocen las consecuencias de sus actos. Pero me temo que tendríamos que verlo desde el otro punto de vista: Lo importante aquí es que las conocemos, estamos informados sobre las consecuencias de nuestros actos; tanto las naturales como las sobrenaturales. Y aun así, informados, pecamos. Perdónanos, padre, porque elegimos al diablo, la maldad de ser libres, la maldad de construir otras familias, otras felicidades, otros intereses. Dios quizás pueda perdonarnos, pero los de Vox y sus gerifaltes prevacunados de la Iglesia murciana probablemente no.

#Catolicismo #Vox #cristianismo #religión