La piña y el desfiladero

Borrando Facebook

Pongo aquí cosas que tenía escritas en Facebook y que estoy borrando para dejar mi cuenta vacía...

Por lo que veo en el mundo de los niños rata seguidores de Rallo y criptolais jóvenes, el asunto de las inversiones - cripto o "tradicionales" - tiene ya tintes claramente religiosos. Algunos incluso dicen que están estudiando, ansiosos, para cuando llegue el momento de hacer su "gran inversión". Igual que el "rapture" religioso, el gran momento inversor viene determinado por un golpe de mala suerte si fracasa y una gran astucia e inteligencia si triunfa. Es el mercado, amigo o es el mercado amigo. Cual puesta de largo, el criptolai y similar se da de alta en la mayoría de edad como si pudiese ser más listo que máquinas que tienen hasta redes especiales para operar microsegundos antes que sus competidores. O como si pudiese predecir el momento en el que Elon Musk se levanta con ganas de diversión y escribe el nombre de una empresa al azar por eso de las risas. Como en la mayoría de edad religiosa, acuden a mentores que, en lugar de aplicar a sí mismos sus criptoconsejos, se dedican a hacerse ricos engañando a pardillos. También es un rito el soñar con residir en un paraíso fiscal en el que se puede hacer poco más que pedir comida a domicilio y encontrarte con el wolverine ese por la calle.

Si hay alguna entidad todopoderosa capaz de frenar el impulso de la nueva estrategia de la ultraderecha homófoba es el ratón Miki. Disney siempre se ha posicionado del lado de los conservadores. Pero la pulsión de muerte del falso (en parte) mito woke ha tropezado con un proceso de tímida reconversión en la empresa cultural hacia modelos más acordes con la realidad social. ¿Será Disney capaz de destruir en una masiva oleada de cuquismo parcialmente LGTB+ friendly a los enemigos de la vida? Mi opinión es que sí. Siempre que salga rentable, claro.

Pues me he leído lo último, el novamás de la filosofía de hoy en día, superventas y abanderado de la lucha contra los problemas de las nuevas tecnologías y... no es otra cosa que ludismo disfrazado de filosofía sesuda en la que se cita a Arendt. Un ejercicio de nostalgia enfermiza y poco informada. Una pena. Su concepto de las no-cosas solo es aceptable desde un profundo desconocimiento de nuestra realidad conectada, o desde la intención de engañar al desprevenido para que se apunte a una falsa disyuntiva entre lo "real" -lo material- y lo "no real" -lo digital-. Y en esa fábula ultraconservadora, se niega de forma radical la posibilidad de transformar el mundo desde otras formas de entender la tecnología que no sean quemar las naves y volver a mirar ensimismados -y con temor- lo que no comprendemos.

Señoro extra: Ayer salimos un rato con el rollo de dulces y disfraces. O. iba de brujilla y E. con la cara pintada de ajolote. Estuvimos hablando con elfos, creepers e incluso con una empleada del servicio de limpieza que, agotada, aceptó unas golosinas vampíricas muy contenta. Todo iba muy bien hasta que topamos con el señoro: con cara de aburrimiento supremo vigilaba a sus hijos en un parque. O. pensó que el estilo rococó postguérrico de los críos era un disfraz y les ofreció un intercambio caramelero. El señoro, muy enfadado, le dijo que sus hijos no comían porquerías antes de cenar, y apartó a sus hijos, mientras estos continuaban con sus tácticas de guerrilla urbana. O. se apartó desconcertada, mientras el señoro murmuraba diatribas contra Halloween. A su alrededor niños, adolescentes e incluso algún que otro adulto pasaban un buen rato con sus disfraces y sus chorradas. El señoro, una vez exorcizado el peligro, volvió a su melancólica vigilancia contra las invasiones de costumbres extranjeras y satanismos varios. Nunca nadie expresó de mejor manera la angustia existencial de un domingo por la tarde.

Señoro 3: Este rompe todos los moldes del ofendidito con los ofendiditos. Olmos está muy enfadado con Burger King porque ha traicionado a aquellos que creían que la misión de la empresa no era ganar un montón de pasta, sino alimentar a hombres de pelo en pecho con sus dosis de grasa y comida ultraprocesada. No haber sido fiel a su cruzada le lleva a pedir la destrucción de la franquicia. Olmos está triste porque ahora han abierto una tienda exclusivamente vegana en pleno centro de la capital de la libertad adolescente: Madrid. Olmos nombra a Foucault y a Magritte para darle empaque intelectual al lloriqueo, pero estaría mejor que al primero lo hubiese leído en persona, en lugar de haber leído algún artículo de Infowars en el que lo nombran. Olmos es fiel a la RAE, que no se ha enterado todavía que "hamburguesa" es un formato, no un alimento. Con Pérez Reverte, que también es un señoro lloriqueante, a los mandos tendremos cambio para el 2050. Su artículo termina con esta frase: "Si tú puedes llamar hamburguesa a cuatro lechugas planchadas ¿por qué yo no puedo llamar ensalada a la carne picada?". Me recuerda a cuando mi prima, con seis o siete años, llamaba a los CDROM "cederum". Yo le decía con tozudez que no se pronunciaba así, y ella me decía que quería pronunciarlo así. Pues eso. Olmos representa la esencia del señoro que llora: incapaz de aceptar los cambios en las cosas que le gustan y le hacen sentir seguro, apela a la libertad para que los demás hagan lo que a él le dé la real gana.

Señoro 2: El responsable de comunicación online del PP asume como propia la tarea de profundizar en la voxerización del Partido Popular. El ministerio de Consumo anuncia que se prohibirá la publicidad enfocada a los niños de productos de bollería industrial, zumos ultraprocesados, etc., y el señoro se lanza a difundir mensajes confusos y engañosos en los que una extraña combinación de lloro y chulería le lleva a posar como un crío en la tarde de Halloween. Esta es una de las posiciones más claras entre los que se pasan el día lamentándose de las "agresiones" posmo: comportarse como un crío haciendo una tontería para que te ría las gracias tu horda de seguidores pelotas. Pero además como un crío especialmente tonto, que actúa sin haber entendido siquiera aquello contra lo que reacciona. Después de que medio Twitter se haya reído de él, ha escrito un montón de sesudas reflexiones sobre la publicidad para intentar hacernos creer que esto no era lo que parece: haberse dejado llevar por el blanco y negro voxero desde la ignorancia informativa y los titulares fake que pueblan la prensa de derechas de este país. Pobrecico.

Señoro 1: El colorista de DC Gabe Eltael dice que se marcha de la empresa porque esta sigue una agenda "woke", tras el cambio de eslogan de Superman para hacerlo más internacional, y tener que colorear Superman: Hijo de Kal-El, en el que el hijo del superhéroe se presenta como bisexual. El señoro afirma que su abuelo no luchó en la 2ª guerra mundial para estas cosas. Todos sabemos que las fuerzas aliadas lucharon contra los nazis porque estos eran muy homosexuales. Pero mucho. Los aliados se pasaban el día muriendo por la integridad de los anos masculinos del mundo. Por cierto, el cómic ha sido todo un éxito y el señor no se fue, lo echaron. Lloricas gonna lloriquear.